Por fin llegó el momento de peregrinar hasta el Monasterio de la Virgen de Guadalupe.
Tras madrugar más que otros días y preparar las maletas, nos hemos montado en los autobuses para dirigirnos a Guadalupe.
Hemos participado en la Misa del Peregrino, en dónde los franciscanos que atienden la basílica, nos han acogido y alentado en nuestra peregrinación.
Después de comer, hemos finalizado esta convivencia llegando a casa, muy cansado, pero también muy contentos.
¡Gracias a todos los que habéis hecho posible la Convivencia!